Spamalot es el perfecto ejemplo del mejor humor, con la mezcla de los Monthy Pythons y Tricicle, que llegó a Madrid tras meses de representación en Barcelona.
Para aquellos a los que no les suene la palabra, Spamalot es una comedia musical basada en la película de los Monty Python, que llegó al teatro Lope de Vega de Madrid de la mano con Tricicle, los directores. Se estrenó en la capital el diez de septiembre del 2009, y cerró sus puertas el veintiocho de febrero del año siguiente. Seis meses y un descuento del veinte por ciento que me permitieron disfrutar de la obra hasta dos veces.
El argumento oficial es el siguiente: El rey Arturo, tras reunir a su corte, emprende la misión encomendada por Dios de encontrar el Santo Grial. Intrépidos caballeros, bosques encantados, escenas acuáticas, castillos repletos de franceses, espectaculares bailarinas de Las Vegas y más sorpresas nos descubrirán el lado bueno de vivir.
Quizás es un poco inútil hacer una crítica del musical ahora que no es posible disfrutar de ella, pero nunca está demás otra humilde opinión, creo yo.
¿Qué destacar? O mejor dicho, ¿qué no destacar? Primero, la escenografía está bien lograda, sin ser Broadway, se ha sabido adaptar al teatro Lope de Vega de Gran Vía; quizás el humo que brota constantemente del decorado moleste un poco a los espectadores de las filas más cercanas (como me ocurrió a mí la última vez), pero vale la pena el "sufrimiento". No hay comparación entre verla en el anfiteatro y en platea; en esta última la obra te envuelve mucho más, hace que te sientas parte de ella, y no solo como un mero elemento del público.
Los actores fueron prácticamente perfectos, y ninguna de las voces se quedó por debajo de las demás. Sin embargo, sí había voces que sobresalían, y cabe destacar la actuación de la actriz Dulcinea Juárez, que interpreta a La Dama del Lago. Más allá de su buena interpretación, debo mencionar lo increíble de su voz, o lo increíble de oír un vozarrón como el suyo en directo. Sin duda, el papel le iba como anillo al dedo.
Jorge Bosch hizo también un trabajo genial como Rey Arturo y su pequeño problema de no poder contar hasta tres, hilarante, perfecto para la obra, y encajaba mejor que una llave en su cerradura.
La orquesta en directo era muy buena, y muchas de las letras (aunque difícilmente traducibles del inglés al español), consiguieron robar más de una carcajada.
Y es que las carcajadas fueron, sin duda, lo mejor de la obra. Más allá de la escenografía, de la orquesta, y de las voces, lo que hizo triunfar a SPAMALOT fueron esas carcajadas que arrancaron del público. Guiños inteligentes, diálogos ingeniosos y situaciones estrambóticas hicieron del musical una de las comedias que más me hicieron reír (si no es la que más).
Personalmente, la discusión de las gaviotas migratorias y los insultos del fracés de la torre a la corte del rey Arturo fueron los momentos cómicos que más me gustaron, aparte de la aparición de la Dama del Lago reclamando más papel en la obra (que además implicaba un gran esfuerzo vocálico más que superado por la actriz).
Y sin extenderme más, solo queda señalar que hay pequeños vídeos de la obra madrileña subidos a la página web de youtube, y que nunca están de más para revivir buenos momentos o para saciar la curiosidad de quien no tuvo oportunidad de disfrutar de la obra.
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