miércoles, 30 de marzo de 2011

Crítica Constructiva: Forever Young (Segunda Vuelta)

Aprovecho que en esta segunda vez que he ido a ver la obra, se me han quedado más cosas grabadas que comentar, y hago una nueva crítica de la obra al completo.


Hoy me gustaría desmenuzar poquito a poco la obra, ya que la última vez me quedé en los rasgos más generales.

Aparco la actuación de Dulcinea Juárez, que ya la he comentado bastante, y solo voy a decir que estuvo sublime, como siempre. Y uno de los cambios que fue un verdadero puntazo fue el acento pseudoandaluz que la catalana intentó imitar cuando interpretaba al personaje de "La casa de Bernarda Alba", Adela. No te preocupes, Dulcinea, que la intención es lo que cuenta. Además, eres la primera catalana que veo que tiene el valor suficiente de ponerse a imitar a los andaluces. Todo es cuestión de práctica. ACTUALIZADO. Sí señor, ¡la práctica funciona! ¡Pedazo de andaluza que se anduvo hoy por las tablas! De denominación de origen, oye. Muy bien lograda esa interpretación. Y los lagrimones en "Forever Young", ¡increíbles! Cosas como estas me recuerdan por qué estoy haciendo este blog.

Quiero volver a mencionar trocitos concretos de la obra, como por ejemplo, el momento en el que cada uno de los actores interpreta una obra clásica conocida por todos. Ya comenté en su momento el monólogo de Dulcinea, que me pareció espectacular, y hoy toca hablar de los demás. Quiero destacar, por encima de todos, a María Adamuz. María Adamuz es una actriz de la que no hablé prácticamente nada en mi primera crítica, y a la que hoy quiero dedicarle la entrada. Su monólogo de "Romeo y Julieta" estuvo por encima de lo que yo nunca me hubiera imaginado. Ver bien interpretadas obras de Shakespeare es siempre una auténtica gozada (ya flipé con Nuria Espert en "La violación de Lucrecia"), y me alegra que María Adamuz consiga hacerle honor al autor. Considero una gran responsabilidad interpretar todos estos trocitos de escritores que han pasado a la historia por ser los grandes de los grandes. El poema de Calderón de la Barca fue también exquisito, igual que el de "Don Juan Tenorio". En resumen, fue una de mis partes preferidas de toda la obra.

Y pasamos a un aspecto más general de "Forever Young": las voces. Generalmente, las voces femeninas suelen ser bastante más agradables al oído que las masculinas, y las mujeres destacan más que los hombres en este aspecto. Hasta ahora, es una regla que se ha cumplido en todos los musicales que he visto, exceptuando "Los Miserables", donde la única voz femenina que me pareció acertada fue la de Lydia Fairén. Pero "Forever Young" no es menos, y en la obra también destacan más Dulcinea Juárez y María Adamuz que cualquier otro cantante masculino. En cuanto a los hombres, todos ellos dan la talla, y ninguno supera de forma notable a otro. Quizás me quedaría con Rubén Yuste, pero sería injusto mencionarle por encima de los demás, porque todos estuvieron al mismo nivel en cuestión vocal.

He dicho que dedicaría esta entrada a María Adamuz, así que ahora toca hablar un poquito más de ella. Su interpretación vocal fue más que correcta, fue encantadora, pero lo que más salta a la vista fue su actuación propiamente dicha (o sea, la interpretación del personaje, para que nos entendamos todos). Tenía el personaje más complicado de todos, al fin y al cabo, los demás tenían que interpretarse a sí mismos, y María Adamuz debía fingir una enfermedad psíquica sin parecer ofensiva, ni sobreactuada, y a la vez desprendiendo todo tipo de emociones. Y así de emocionante fue su actuación, que incluso provocaba la caída de alguna que otra lágrima. Consiguió que escenas que en teoría debían ser cómicas, soltasen una ternura fuera de lo común. ACTUALIZADO. Esta chica cada vez se hace más grande en el escenario. Un millón de gracias por una actuación que se come el escenario.

Para todo aquel que quiera más información, os dejo aquí mi primera crítica constructiva de Forever Young y mi crítica constructiva de la actuación de Dulcinea Juárez.

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